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Entrevista a Rita Lee, por Osvaldo Bazán


(Por Osvaldo Bazán)


Título: Rita Lee. "Sería buenísimo hacer algo con Charly García"
 

Hay un momento en la fiesta, en cualquier fiesta, cuando ya todos están suficientemente contentos, cuando el alcohol en sangre permite la locura de la corbata en la cabeza, después del pepepepe pepé que, para bajar sin perder el clima, el dj pone Lanzaperfume. Suenan los espantasuegras, los pitos, las matracas. Y después el dj pega Baila conmigo. Como se baila en la tribu. Bababababaila conmigo. Melodías simples, alegría tranquila, relax sonoro. Lanzaperfume y Baila conmigo son los dos hits intercambiables que meten a Rita Lee en cuanto casorio, cumpleaños, Bar-Mitzvah se realice en Argentina. Sin embargo, pese a esa omnipresencia de salón de fiestas, su carrera de cuarenta años y dos años es en gran medida desconocida en el país. Quizás el lanzamiento de Biografitti, tres dvd con la biografía de Rita Lee Jones Carvalho del primoroso sello Biscoito Fino –actuaciones históricas, recuerdos imborrables, encuentros memorables, material de archivo, y una larga y entretenida charla sin concesiones – ponga las cosas en su lugar y la Señorita Lee finalmente sea reconocida como lo que es: la mayor rockera del subcontinente, idolatrada por héroes del género como Kurt Cobain, Stereolab, L7, Beck o David Byrne. Y, como dice Tom Zé en una declaración que es también una perfomance, “la mayor educadora sexual del país, para varias generaciones de brasileñas”. Porque lo que suele no registrarse en el momento loco de los casorios, los cumpleaños, los Bar-Mitzvah es que en Lanzaperfume la chica pide ser puesta en cuatro en el acto y ser llenada de amor con el lanza perfume, ese que tiene olor a cosa loca, quiere ser dada vuelta patas para arriba, lo pide, lo exige, lo desea. Ojalá también esta puesta a punto de su popularidad entre nosotros a través de un material tan valioso, permita pensar en una nueva visita de Rita a la Argentina.

-Pensar en ir a la Argentina, pienso, pero no soy yo quien se encarga de la agenda de los shows –dice en exclusiva para C, en la única entrevista que dará para un medio nacional apoyando el lanzamiento de los dvd- Estamos en medio de la gira Pic Nic, Brasil es demasiado grande para recorrerlo todo y todavía tenemos algunas capitales de América del Sur, Estados Unidos y Europa. ¡Ojalá tenga salud esta señora de 62 años de edad!

No parece preocupada por la edad. En todas sus biografías se asegura que nació el 31 de diciembre de 1947, sin embargo ella dice que tiene 62. En todo caso a no confundirse, la señora de 62 años de edad está lejos de la imagen de vieja indignada por la inseguridad frente a las cámaras de televisión entran-por-una-puerta-salen-por-la-otra, o modelo tengo diente pegado por Corega y soy feliz. La  vida de la viejita piola es coherente y nunca supo de convenciones. Se anima a decir de su padre, el norteamericano Charles Fenley Jones que era horrible y alcohólico pero buenazo y de su madre, la hija de italianos Romilda Padula, que era hermosa pero insoportablemente católica (“más católica que el Papa”). Doña Romilda, con toda su devoción encima, y pese a que no estaba especialmente contenta con la carrera artística de su hija menor, le prendió una vela al televisor en donde vio a Rita compitiendo en uno de los famosos festivales de música de los años ’60. Rita se enteró, se conmovió y le respondió a su manera. En el próximo festival se presentó vestida de novia, de blanco y con (falsa) panza de embarazada. A doña Romilda le dio un patatús.

-¿Cuál es el primer recuerdo que tiene en relación a la música?

-Querido…debe haber comenzado dentro de la barriga de mi mamá, que tocaba piano y cantaba que era una belleza –dice y las fotos confirman la hermosura de la madre, la fealdad del padre y todo lo que Rita asegura que heredó de cada uno: “Tengo a los dos dentro de mí, bastante, físicamente cada vez más. Tengo el pie de mamá, las canillas de papá, las caderas de mamá, los brazos de papá, la nariz de papá, los ojos de mamá, la boca…creo que más de mi papá, pero los cachetes de mi mamá, (se toca las tetas, ríe) la falta de pecho de mi papá y la delgadez de los dos. No podían ser mejores”.

Fue una chica problema, la oveja negra de la familia (uno de sus grandes éxitos de 1973, aún entonado por todo adolescente brasileño es Oveja Negra).

Anotada con pompa y circunstancia en el colegio Pasteur, donde se criaba la burguesía paulistana de los 50 y los 60, la oveja negra tardaría nada en hacer pichín en la zapatilla de las compañeritas o incendiar el teatro escolar. Aún hoy tiene la entrada prohibida en el Pasteur y no tuvo problemas en disfrazarse de muchacho tiracables para grabar unas escenas para la biografía.

Volvió así al colegio, territorio de las Teenage Fingers, la bandita escolar que formó con tres compañeras. Bandita en la que, por tocar la batería, no participaba de las coreos. Hacían covers de Francois Hardy, el Dedicated to the One I love de The Shirelles, armonizaban las voces de acuerdo al canon Motown que llegaba de Detroit hasta que explotó el planeta Beatle y ya nada fue igual. Se le ilumina la cara a Rita Lee cuando reconoce que desde ahí en más, “sólo repertorio de los Beatles”. Largó la batería y se fue al bajo por amor a McCartney y porque “la batería está allá en el fondo y con el bajo podía estar bien adelante”. Como en cualquier colegio secundario, la bandita de las Teenage Fingers se encontró con otra bandita, la de los Wooden Faces, muchachitos que también, habían caído en el embrujo beatle. Se complementaron. Ellas cantaban bien y tocaban mal. Ellos cantaban mal y tocaban bien. Se sumaron, se restaron, se enamoraron, se pulieron. Quedaron tres. Se llamaron Os Bruxos. Hasta que leyeron un libro que les dio el nombre que estaban buscando. Pasaron a ser Os mutantes. La primera leyenda del rock en portugués. El grupo del que, treinta años más tarde, se hicieron fanáticas las más grandes estrellas del rock mundial.

Con los hermanos Sergio y Arnaldo Baptista formó Os Mutantes, el trío que aún hoy, a más de cuarenta años de su creación, continúa asombrando por la experimentación, la falta de prejuicios y sobre todo, por una mirada que se confunde graciosamente entre libertad y libertinaje, piedra fundacional de lo que sería el pop mundial. Se disfrazaban, se pintaban, ¡horror!, metieron guitarras eléctricas y hasta un theremin casero. Todo mezclado, todo mezcludo. Y ahí apareció el tropicalismo de Caetano Veloso y Gilberto Gil, y los poetas Torquato Neto y Capinam y el director vanguardista Rogério Duprat y Tom Zé y Gal Costa y Nara Leao y era la dictadura y nada importaba.  El sueño tropical, culto y popular, peleado con la avanzada de izquierda universitaria que repudiaba el uso de las guitarras eléctricas (los acusaron de alienados a favor del imperio) incluía hasta una máquina de flit, que Rita se empeñó en llevar al estudio de grabación y usarla como sustituto de un platillo de batería. Y hay que tener en cuenta que era la primera vez que entraba a un estudio de grabación. La explosión creativa era, claro, artesanal. Por ejemplo, escuchaban un sonido desconocido en un disco de Jimmy Hendrix. Era el pedal Wah Wah. Ahí, el mayor de los hermanos Baptista –el cuarto mutante- se encerraba en su tallercito y salía a los dos días con un invento brasileño, el Wooh Wooh. Y todo entraba en ese puñado glorioso de discos que marcan el paso de los ’60 a los ’70 y que fueron resignificados por la compañía de David Byrne cuando consiguió editar en 1999 un “best of”, Everything is possible! elevando el nivel de fanatismo del rock sajón, que había comenzado con la carta que Kurt Cobain le escribió a Rita y a Arnaldo en 1993, pidiéndoles hacer juntos una gira, Os Mutantes y Nirvana. Rita no contestó y Arnaldo pensó que Cobain era un muchacho de África, no conocía Nirvana. No se dio. Ver hoy las imágenes de Os Mutantes y escuchar su música es encontrarse con el momento exacto que el Sargent Pepper se emborrachó con caipirinha. Los tres primeros discos de la banda son álbumes blancos, semilleros de todo lo que vendría después, desparpajo, la cuerda que se tensa, se corta, se anuda y hace un dibujito.

Pero era la dictadura y eso era irremediable. Censura, persecución, muerte, Latinoamérica en los ’70. Con Caetano y Gil expulsados, con Chico Buarque exiliado, con el desbande del terror, aún con todo eso en contra, Rita declara: “nunca fui tan libre como en la dictadura”. Y explica para C:

-Toda dictadura es claustrofóbica, en aquella época, para respirar aires de libertad, empuñábamos la bandera del sexo, de las drogas, del rock’n roll. Consecuentemente, a la hora de componer, éramos políticamente alienados y la gran aventura era componer en código, para despistar a los censores, que eran burros y dejaban pasar.

-Poco tiempo después, fue encarcelada ¿por qué?

-En la dictadura agarran a la gente para que sirva de ejemplo. Cinco policías de civil entraron a mi casa de madrugada, sin orden de allanamiento, y “plantaron” casi un kilo de cannabis. Les dije que estaba embarazada y que no estaba haciendo uso de absolutamente nada, y aún así, me llevaron. Ya en la cárcel me sentí mejor junto con las “asesinas”, “ladronas” y “traficantes” que me trataron súperbien. Hasta hice una canción para ellas que terminó siendo censurada después. Estuve una semana en el DEIC (Departamento Estatal de Investigaciones Criminales), después un mes en la prisión femenina y un año en prisión domiciliaria. Para pagar mis deudas con los abogados precisaba trabajar, y para eso tenía que comparecer frente a un juez y pedir autorización para salir de casa, siempre acompañada por una policía femenina. Mi hijo estaba previsto para nacer en mayo, pero en una visita al ginecólogo necesité correr al hospital, porque el bebé tenía el cordón umbilical enredado en el cuello y la situación era de urgencia. No tuve cómo pedir autorización al juez, lo que me condenó a pasar tres meses más en prisión domiciliaria después que cumplí la pena.

Rita Lee nunca desconoció su relación con las drogas. Dice que le sirvieron para hacer las mejores y las peores canciones. Da gusto preguntar claro cuando responden claro.

-¿Cuándo fumó su último cigarrillo de marihuana?

- (En castellano) La cucaracha no se acuerda…

-¿Cuál es la droga con la que fue más feliz?

-Coca cola, the real thing!

-¿Y la droga con la que fue más infeliz?

-Haber comido carne de animales. Soy vegetariana hace veinte años.

La historia oficial, la que siempre se contó, dice que Rita Lee en 1972 abandonó Os Mutantes interesada en embarcarse en una carrera solista. Sus compañeros de ruta se metieron en el rock sinfónico, se deshilacharon lentamente y terminaron grabando unos discos agónicos. Por primera vez Rita cuenta en Biografitti que no, que no abandonó, que llegó un día a ensayar y le dijeron estás afuera del grupo. Y que no lloró de rabia, para no darles el gusto, pero que lo pasó mal, muy mal.

-Cuenta en el DVD que fue expulsada de Os Mutantes, ¿hay algo que le quedó como asignatura pendiente, algo que le quedó por hacer con el grupo y no pudo hacerlo por el final abrupto que tuvo la banda para usted?

-Me hubiera gustado haber continuado en el grupo con el estilo desprejuiciado que tanto nos caracterizaba pero “los hermanos” (en castellano) prefirieron ir hacia un estilo virtuoso tipo Emerson, Lake & Palmer o Yes, lo que fue lamentable, porque nadie se interesó por aquel sonido clonado que los gringos hacían mucho mejor.

-¿Se imagina cómo hubiera sido su carrera si en vez de mujer, hubiera sido hombre?

-No me da ni para imaginarme sin mi útero o mis ovarios. Son ellos los que me dieron inspiración para traspasar las fronteras masculinas.

-¿Y si en vez de vivir en Brasil hubiera vivido en Inglaterra?

-¡Ah, ciertamente sería millonaria!!!!

 -¿Qué es lo más brasileño que tiene su arte?

-Pienso que las letras de mis canciones son bien calcadas de mi universo brasilero, soy hija de inmigrantes, descubrir Brasil es mi gran aventura en esta vida, y como buena tropicalista que soy, me gusta desfilar sin pudores por cualquier avenida musical del planeta.

  Si su gran aventura fue descubrir Brasil, habrá que reconocer que, a los 62 puede darse por satisfecha. En Grafitti se la ve componer un tema, Miss Brasil, con una letra propia que es una declaración de amor, de principios y de brasileridad al palo.

“Soy del tiempo de Mariacastaña/ cuando los bichos hablaban en Radio Nacional/ y había marchas de carnaval/ En los concursos de Miss/ ¡Ah, cómo era feliz!/ Era feliz.

De la época de la Guanabara/ De la bossa de Nara/ De los tropicalistas/ De los hippies comunistas/ De la voz de Elis

¡Ah, cómo era feliz!/ Era feliz.

 Soy de los nuevos tiempos/ Del final del vinilo/ Del boom de Madonna/ Del caos de Brasil/ Del desorden en el país/ ¡Ah, cómo era feliz!/ Era feliz

Soy del tiempo, del tiempo/ Del exacto momento en que el mundo explotó/ Fue bueno que haya existido/ El Brasil de la utopía/¡Ah, como era feliz!/ Era feliz/ Yo era feliz

Y lo sabía.

La carrera solista de Rita Lee está formada por más de veintincinco discos en donde continuó con el desparpajo sexual, las marchas carnarockeras, las historias cotidianas, divertidas, siempre acompañada por el gran amor de su vida, su mitad perfecta, su marido desde 1976, Roberto de Carvalho, guitarrista de su banda, co compositor de sus canciones y padre de sus tres hijos, Beto, Joao y Antonio. Beto, por otra parte, no es sólo guitarrista de la banda, sino también padre de, la primera nieta de Rita, la parte más burguesa y sentimental de Grafitti.

-Me gusta más ganar que gastar dinero, y gastarlo, sólo en regalos para mi nieta. Si no es absolutamente necesario, no le doy un peso a los médicos –dice a C.

-Comparte el escenario con su marido y uno de sus hijos, ¿cómo es hacer música en familia?

-Hay mucha pelea y mucha armonía, para que finalmente surja lo mejor de cada uno de los tres.

Es una pena que cd fundamentales como Manía de Vocé o Santa Rita de Sampa sean prácticamente desconocidos aquí, pero en rigor de verdad, hay que decir que Lanzaperfumes y Baila conmigo no son los únicos súper éxitos de Rita Lee en Argentina. Hay que contabilizar también Bossa’n Beatles, de 2003, tan popular que permitió la última visita de la cantante al Luna Park.

-¿Cuántas veces estuvo en Argentina?

-Me presenté tres veces, dos en Buenos Aires y una en Mendoza.

-¿Qué recuerdos tiene de aquí?

-Aquí en Brasil así como ahí en Argentina, hay una competencia, no siempre velada, principalmente con relación al fútbol. Confieso que en copas del mundo llegué a hacer macumba contra ustedes, pero después que conocí de cerca la tierra del tango me apasioné perdidamente. Nunca vi un público tan educado, las personas en la calle son bonitas y están bien vestidas. La ciudad es bellísima y ahora, además de no hacer más macumba en contra de ustedes, adopté a Boca Juniors como mi equipo del corazón.

-¿Cómo fue grabar con Fito Páez la canción Ojos Rojos, del disco Naturaleza Sangre?

-Me gustaría mucho hacer más experiencias con Fito. Ese tipo es una fiera.

-¿Tiene más trabajos con músicos argentinos?

-Si Charly García no rompe el estudio entero, sería buenísimo cambiar figuritas con él, el tipo es de mi generación, creo que haríamos un trabajo muy divertido.

 Por un segundo uno puede imaginarse esa grabación y ni el más agnóstico roquero dejaría de encender una vela, esperando el milagro. Los dos flacos saltando por el escenario, corriéndose, divirtiendo a un continente que, por esas cosas que tan poco tienen que ver con la música, no permitió que se encontraran. Sí, ése es el dúo que le falta a Charly. La vela queda encendida.

-Una de mis mejores amigas –sigue Rita, no quiere que se le pierda nadie en la lista de argentinos- es la periodista y escritora argentina Violeta Weinschelbaum (autora de Estación Brasil, completo libro de entrevistas a estrellas musicales brasileñas)

Hizo cine, tuvo una etapa David Bowie y fue elegida por Joao Gilberto para un especial de televisión (las imágenes del encuentro son de antología). En estos días grabó su participación en el especial de fin de año que para la TV Globo realiza habitualmente Roberto Carlos. A los casi 62, convertida en abuela oveja negra de una familia de ovejas negras, se divierte como al principio y sigue dando clases de alegría sexual.

-Tom Zé dice que usted fue la educadora sexual de varias generaciones de brasileñas, ¿está de acuerdo?.

-Tomzezito es un loco delicioso. Tengo pensado hacer un trabajo con él.

Cuarenta años de romper esquemas, de lucha fumona, de rock tropical, ícono pop como sus admirados Carmen Miranda,  James Dean, Fred Astaire, ¿hay algo de ellos en su arte?

-Los tres sirven apenas como modelos. Para que yo llegue a tener al menos el uno por ciento de su arte, debería nacer de nuevo.

  Desde la época de la elección de las misses, hasta el fin del vinilo y la utopía, Rita Lee atrapó el pulso del mundo y lo reinterpretó con los pies en su tierra. América Latina tiene mucho para agradecerle.

-Usted asegura en Grafitti que no canta bien, que apenas toca instrumentos. Si esto es así ¿tiene idea cuál es el secreto de su éxito?

-Queridinho…sólo sé que hace 42 años que hago el papel de cantora. Debo ser una buena actriz, ¿no? No sé, tal vez la gente perciba el placer que me da hacer lo que hago, la locura transparente en las cosas que digo, el agradecimiento que tengo en poder trabajar con la música y vivir de ella por tanto tiempo. Realmente soy una privilegiada, me siento como un Mickey Mouse que pasa de generación en generación.

En el momento de relax de la fiesta, de cualquier fiesta, sonará este fin de semana Lanzaperfume. Y Baila Conmigo. Y Rita Mickey Mouse seguirá bailando por siempre, invitada permanente a cualquier casamiento, cualquier cumpleaños, cualquier Bat-Mitzavh. La abuela no falla.


Fuente: Escrito por Osvaldo Bazán (www.osvaldobazan.com) el 28-12-2008 en Crítica de la Argentina

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